Busco comprensión y no desesperación, ya no necesito que estés ahí para mí, el pasado ha quedado atrás, vuelo, mientras persigo un mundo lleno de extrañas criaturas que sonríen al despertar.
Olvidé que significa la gloria, ya no necesito más de ti, no sé que sea olvidar, pues persigo mi propio arcoíris, vuelo, dejo el pasado atrás, mi dolor es dolor y elijo mi propio veneno.
De este cuello, cuelgan tristes huesos, que pertenecían, al esqueleto de una amistad la cual asesinaste, por la espalda apuñalaste y por amor desangraste.
Vuelo, dejo el pasado atrás, no existe, ya no habrá más desesperanza.
Aún hoy, que sigo quedándome sin sueños ni milagros, con la locura escalando por mi pierna izquierda, con ángeles durmiendo eternamente a mis espaldas y demonios comiendo almas a mi diestra.
Te entrego mi dolor, para crear una sinfonía perversa, para que existan tormentas en un espejo destrozado, mientras se desangran las ilusiones rotas que dejaste envenenadas en el pasado.
No abandones más el pasado, tu desprecio y mi dolor fueron reales, ya no sabes donde ir y mi sombra no te cobijará, donde ya no existan lágrimas de ángeles ni suicidas santificados, ya no más tu presencia cobijará mi alma en el cálido abrazo del infierno al que condenaste mi ilusión.
Ya nunca más, el cadáver de nuestra amistad resurgirá, aquél hijo al que dimos luz en un mundo de agonía no despertará.
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