Las nubes se ennegrecieron y el cielo lloró una vez más,
Todo era on deja vú, todo era igual,
El mismo sentimiento, la misma ira, agonía y soledad,
Siempre de la mano, las tres hermanas.
Esa fatídica noche, se reveló el verdadero plan,
Se reveló la oscuridad, la triste vía,
Su mirada lo decía todo este era el fin del hermoso soneto que habían compuesto,
Ni amistad, ni miradas alegres, ni risas de niños sonarían ya,
Todo estaba pérdido, otra vez.
Aún cree que fué una pesadilla, no más que eso,
No quiere imaginarse otra cosa, no puede ser de otra forma,
Aunque tenga en su piel las marcas de esa noche,
Aunque tenga su alma herida, sabe que en el fondo, todo fue un mal sueño,
Que la figura de esa chica sigue ahí, siempre sonriente, con cariño.
¿Es aquí donde realmente se acaba este soneto soneto?,
Donde el poeta muere otra vez...
Y esta vez, espera, sea por siempre,
Que no despierte jamás,
Que el cariño que dá duerma entre las eternas arenas del tiempo,
Aunque en realidad, si pudiese dar todo, por volver el tiempo,
No dudes que lo haría.
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